sábado, 4 de junio de 2011

Padre sacrifica a su hijo

 Jehová es “remunerador de los que le buscan solícitamente” 
La mayor muestra del valor que tiene la humanidad a la vista de Jehová es la dádiva del rescate. El apóstol Juan escribió: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). La dádiva del sacrificio redentor de Jesucristo está en contraposición a la idea de que no valemos nada a los ojos de Jehová o que él no nos quiere. Si Jehová pagó un precio tan alto por nosotros, a saber, la vida de su Hijo unigénito, de seguro tiene que amarnos profundamente.
Por consiguiente, cuando los sentimientos negativos lo asalten, medite en el rescate, sí, véalo como un regalo que Jehová le ha dado. Eso fue lo que hizo el apóstol Pablo. Recordemos que él exclamó: “¡Hombre desdichado que soy!”, pero luego pasó a decir: “¡Gracias a Dios mediante Jesucristo nuestro Señor!”, que “me amó y se entregó por mí” (Romanos 7:24, 25; Gálatas 2:20). Con esto Pablo no estaba dándose ínfulas; sencillamente, confiaba en que Jehová lo valoraba. Del mismo modo, usted debe aprender a ver el rescate como una dádiva personal que proviene de Dios. Jehová no solo es un Salvador poderoso, sino también un amoroso Remunerador.
w05 1/8 pág. 29 párrs. 13-14

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