sábado, 4 de junio de 2011

El esclavo fiel y discreto

  El mayordomo fiel y su Cuerpo Gobernante 
Aparece el esclavo fiel
 La nueva nación, “el Israel de Dios”, está constituida por israelitas espirituales (Gál. 6:16; Rom. 2:28, 29; 9:6). Se formó en el Pentecostés del año 33, cuando Dios derramó su espíritu sobre la congregación cristiana. A partir de entonces, cada persona que fuera ungida por espíritu santo pasaría a formar parte de esa nación, que resultó ser el esclavo nombrado por el Amo, Jesucristo. Todos los miembros de dicha nación recibieron la comisión de predicar las buenas nuevas y hacer discípulos (Mat. 28:19, 20). Ahora bien, ¿participarían todos ellos en la preparación del alimento espiritual? Veamos cómo responden las Escrituras esa pregunta.
 Jesús eligió a los doce apóstoles y los envió a predicar las buenas nuevas. Esa sería su principal tarea (léase Marcos 3:13-15). Dicha comisión correspondía muy bien con el significado básico de la palabra griega apóstolos, que se deriva de un verbo que significa “enviar”. Pero más adelante, cuando estaba a punto de formarse la congregación cristiana, los apóstoles empezaron a desempeñar un “puesto de superintendencia” (Hech. 1:20-26).
 ¿En qué tarea se concentraron los doce apóstoles? Para saber la respuesta, veamos lo que ocurrió poco después del Pentecostés. La Biblia nos habla de un problema que surgió sobre la forma en que se estaba repartiendo la comida entre las viudas. Ante esa situación, los apóstoles convocaron a los discípulos y les dijeron: “No es cosa grata el que nosotros dejemos la palabra de Dios para distribuir alimento” (léase Hechos 6:1-6). Entonces nombraron a varios hermanos con las debidas cualidades espirituales para que se encargaran de este “asunto necesario”. Así, ellos podrían dedicarse al “ministerio de la palabra”. Esta decisión contó con la bendición de Jehová, pues “la palabra de Dios siguió creciendo, y el número de los discípulos siguió multiplicándose muchísimo en Jerusalén” (Hech. 6:7). Como vemos, la responsabilidad de dar alimento espiritual a la congregación recaía principalmente en los apóstoles (Hech. 2:42).
 Con el tiempo se delegaron serias responsabilidades en otros cristianos. Veamos el caso de Pablo y Bernabé. Bajo la dirección del espíritu santo, estos dos hermanos fueron enviados como misioneros por la congregación de Antioquía. Y aunque no formaron parte de los doce, se les llegó a considerar apóstoles (Hech. 13:1-3; 14:14; Gál. 1:19). El Cuerpo Gobernante, que se hallaba en Jerusalén, confirmó su nombramiento (Gál. 2:7-10). Poco después de eso, Pablo escribió su primera carta inspirada y tuvo así la oportunidad de suministrar alimento espiritual.
 Pero ¿participaban todos los cristianos ungidos en supervisar la predicación y en dispensar alimento espiritual? No. El apóstol Pablo escribió: “No todos son apóstoles, ¿verdad? No todos son profetas, ¿verdad? No todos son maestros, ¿verdad? No todos ejecutan obras poderosas, ¿verdad?” (1 Cor. 12:29). Aunque todos los cristianos engendrados por espíritu predicaban, solo se empleó a ocho de ellos para escribir los veintisiete libros de las Escrituras Griegas Cristianas.
El esclavo fiel en la actualidad
 Las palabras de Jesús que leemos en Mateo 24:45 indican con claridad que la clase del esclavo fiel y discreto seguiría existiendo en el tiempo del fin. Revelación 12:17 se refiere a este grupo como “los restantes” de la descendencia de la mujer. A dicho grupo se le ha encargado la supervisión de todos los bienes que Cristo tiene en la Tierra. Los bienes, o intereses, del Amo que debe cuidar el mayordomo incluyen a los súbditos terrestres del Reino, así como las instalaciones que se emplean para difundir las buenas nuevas.
 ¿Cómo puede saber un cristiano si tiene esperanza celestial y pertenece al resto de israelitas espirituales? Veamos lo que les dijo Pablo a los cristianos que, como él, tenían la esperanza de vivir en el cielo: “Todos los que son conducidos por el espíritu de Dios, estos son los hijos de Dios. Porque ustedes no recibieron un espíritu de esclavitud que ocasione temor de nuevo, sino que recibieron un espíritu de adopción como hijos, espíritu por el cual clamamos: ‘¡Abba, Padre!’. El espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Pues, si somos hijos, también somos herederos: herederos por cierto de Dios, pero coherederos con Cristo, con tal que suframos juntamente para que también seamos glorificados juntamente” (Rom. 8:14-17).
 En pocas palabras, los israelitas espirituales han sido ungidos por el espíritu santo y reciben un “llamamiento” o “invitación” celestial (Heb. 3:1; nota). Se trata de una invitación personal que les hace Jehová. Ellos, por su parte, aceptan inmediatamente ser engendrados como hijos de Dios, sin dudas ni temores (léase 1 Juan 2:20, 21). De modo que ellos no eligen su esperanza; es Jehová quien los sella con su espíritu santo (2 Cor. 1:21, 22; 1 Ped. 1:3, 4).
w09 15/6 págs. 21-23

1 comentario:

  1. Si viéramos las cosas como las ve Jehová y no como el ser humano nos daríamos cuenta que el esclavo fiel y discreto es Jesucristo y su amo es su Padre Celestial (mat.12:15-21), ya q al leer la Biblia, se menciona en otros pasajes (de Mateo por ej.) que el amo se va, pero regresa, pero su siervo sigue trabajando...
    Jesús ha estado presente para guiar a los que ejercen fe en él, salvar a los pecadores,santificar el nombre del Padre; hoy en día es el que gobierna y da alimento espiritual en tiempo oportuno, ya que Jesús dijo que el conocimiento en los últimos días aumentaría. Pero en el caso que sea como los testigos dicen: El esclavo desea su libertad, no ambiciona los bienes de su amo, y su libertad debería ser solamente ir tras la verdad, los bienes los reclama el hijo como herencia de su Padre, por lo tanto en mi opinión debería de haber más cautela al declarar lo que el esclavo pretende hacia su amo, es decir no ambicionar mas que la verdad y reconocer que solo tenía que hacer lo que es su deber (Lucas 17:7-10). Gracias

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