sábado, 4 de junio de 2011

La Atalaya: ¿Quién es Jesucristo?

 
“¿Quién dicen los hombres que soy?”
En las fechas navideñas, época en la que se celebra por todo el mundo un cumpleaños. ¿Quién es el protagonista de tal celebración? ¿El Hijo de Dios, o un judío devoto que procuró reformar la religión que predominaba en su tierra en el siglo primero? ¿Un defensor de los pobres, un rebelde que supuso tal amenaza para el Imperio romano que fue ejecutado, o quizá un sabio que predicó el conocimiento de uno mismo y un reino interior de sabiduría? En vista de todo lo que se ha dicho acerca de Jesús, es lógico que nos preguntemos quién fue él en realidad.
Al propio Jesús le interesaba lo que opinaban de él los demás. “¿Quién dicen los hombres que soy?”, dijo a sus apóstoles en cierta ocasión (Marcos 8:27). ¿Por qué formuló una pregunta como esa? Pues bien, muchos de sus seguidores ya lo habían abandonado, y parece que otros quedaron perplejos y decepcionados cuando no dejó que lo nombrasen rey. Además, frente al desafío de sus enemigos, se negó a proporcionar una señal del cielo que confirmara su identidad. ¿Cómo respondieron los apóstoles? Mencionaron algunas de las opiniones populares: “Algunos dicen Juan el Bautista; otros, Elías; otros más, Jeremías o uno de los profetas” (Mateo 16:13, 14). Asimismo, por Palestina circulaban otros epítetos peyorativos que sus discípulos no dijeron, como blasfemo, charlatán, loco y falso profeta.
Muchas formas de ver a Jesús
Si Jesús planteara la misma cuestión en la actualidad, tal vez con una ligera variante, “¿Quién dicen los eruditos que soy?”, muy probablemente la respuesta sería: “Hay numerosas opiniones”. Según David Tracy, de la Universidad de Chicago, se han pronunciado multitud de teorías e interpretaciones en torno a la figura de Jesús, sus palabras y obras. A lo largo del siglo pasado, los investigadores recurrieron a infinidad de complejos métodos sociológicos, antropológicos y literarios a fin de saber quién era Jesús en realidad. ¿A qué conclusión han llegado?
Algunos eruditos siguen sosteniendo que el Jesús histórico fue un profeta judío escatológico que predicaba el arrepentimiento, pero se resisten a llamarlo Hijo de Dios, Mesías o Redentor. La mayoría de ellos pone en tela de juicio el relato bíblico de su origen celestial y su resurrección. Para otros, Jesús fue tan solo un hombre que, a través de sus enseñanzas y vida ejemplar, inspiró diversas religiones que acabaron absorbidas por el cristianismo. Y, según Theology Today, hay quien ve a Jesús como “un individuo suspicaz, un sabio errante o un ignorante con aire de místico, un organizador de la comunidad, un poeta hippy que importunaba a la clase dirigente o un astuto agitador social que actuaba entre las empobrecidas y furiosas multitudes de la atrasada Palestina rural”.
Estas versiones poco comunes de Jesús no son las únicas. La imagen de un Jesús negro se está difundiendo en la música rap, en el arte urbano e incluso en el baile. Hay quienes especulan sobre la posibilidad de que Jesús fuera en realidad una mujer. En el verano de 1993, en la Feria del Condado de Orange (California, EE. UU.) se expuso una estatua desnuda de “Cristi”, una versión femenina de Cristo en la cruz. Otra figura similar, “Crista”, se pudo ver para las mismas fechas en Nueva York. Ambas estatuas suscitaron mucha controversia. Y a principios de 1999 se publicó un libro “sobre el amor [que] el Niño Jesús y su perro, Ángel, se profesaban”. La obra califica tal relación de “espiritualmente emotiva y muestra cómo el muchacho y el animal están dispuestos a dar la vida el uno por el otro”.
¿Es una cuestión relevante?
¿Por qué debería interesarnos la identidad de Jesús? En primer lugar, porque, como dijo Napoleón, “Jesucristo ha ejercido influencia y mando sobre sus súbditos sin su presencia corporal visible”. Por sus enérgicas enseñanzas y por su modo de vivir, Jesús ha calado hondamente en la vida de miles de millones de personas durante casi dos mil años. Como bien lo expresó un escritor: “El conjunto de cuanto ejército haya marchado y cuanta armada haya sido construida y cuanto parlamento haya funcionado y cuanto rey haya gobernado no ha tenido en la vida del hombre sobre esta Tierra un efecto que iguale al de él”.
Además, es necesario saber quién fue y quién es Jesús debido a lo que hará por nosotros en el futuro, en nuestro futuro. Tenemos la perspectiva de ser súbditos del Reino de Dios, un gobierno celestial dirigido por Cristo, quien devolverá a nuestro arruinado planeta el equilibrio ecológico y su magnífica biodiversidad. Las profecías bíblicas garantizan que su Reino eliminará el hambre, cuidará de los pobres, curará a los enfermos y resucitará a los muertos.
Seguramente desea saber qué clase de persona es la que dirige un gobierno tan necesario. El próximo artículo le permitirá conocer al verdadero Jesús.
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Esperanza ante la muerte de un ser querido

 El efecto devastador de la muerte
El efecto devastador de la muerte
“NIÑA DE SEIS AÑOS SE SUICIDA.” Con este titular se informó de la trágica muerte de una pequeña llamada Jackie, cuya madre había fallecido hacía poco, víctima de una enfermedad incurable. Antes de arrojarse a las vías del ferrocarril, Jackie les dijo a sus hermanos que quería ‘ser un ángel para estar con su mamá’.
Ian tenía 18 años cuando le suplicó a su párroco que le explicara por qué su padre había muerto de cáncer. El sacerdote le dijo que Dios se lo había llevado al cielo porque era un hombre bueno. Tras oír aquella explicación, Ian no quiso saber nada más de un Dios tan cruel. Sin encontrarle ningún sentido a la existencia, se entregó a la búsqueda del placer en la bebida, las drogas y la inmoralidad. Su vida estaba fuera de control.
“Los vivos tienen conciencia de que morirán”
Estos dos trágicos episodios ilustran el efecto devastador que puede tener la muerte en la vida de las personas, sobre todo cuando ocurre de repente. Todos conocemos la veracidad de la siguiente afirmación bíblica: “Los vivos tienen conciencia de que morirán” (Eclesiastés 9:5). Pero muchos prefieren ignorar esta cruda realidad. ¿Y usted? La vida absorbe tanto de nuestro tiempo y atención que es posible que desterremos del pensamiento la realidad de la muerte, una realidad que nos parece muy lejana.
“La mayoría de la gente le teme a la muerte y procura no pensar en ella”, dice The World Book Encyclopedia. Pero un accidente o una enfermedad grave pueden ponernos súbitamente cara a cara con la muerte; o tal vez el funeral de un amigo o un pariente sea un cruel recordatorio del final que le aguarda a toda la humanidad.
Sin embargo, en los funerales los dolientes suelen decir algo así como: “La vida sigue”. Y es cierto. De hecho, la vida pasa tan rápido que cuando nos damos cuenta, ya tenemos encima los achaques de la vejez. Entonces la muerte ya no nos parece tan lejana. Hay que asistir a demasiados funerales y soportar la pérdida de demasiados viejos amigos. Una inquietante pregunta martillea en la cabeza de muchos ancianos: “¿Cuándo me tocará a mí?”.
El gran misterio
Aunque nadie niega la certeza de la muerte, lo que haya después sí constituye un gran interrogante. Las múltiples explicaciones contradictorias hacen que los escépticos consideren el asunto un debate inútil sobre lo desconocido. La persona pragmática tal vez concluya que, puesto que “sólo se vive una vez”, debemos aprovechar la vida al máximo.
También hay quienes rehúsan creer que la muerte le ponga fin a todo, pero no tienen una idea clara de qué ocurre después. Algunos suponen que la vida continúa en un lugar de dicha eterna, mientras que otros sostienen que volverán a vivir en un futuro, quizás siendo otra persona.
Sea como sea, los dolientes siempre se preguntan: “¿Dónde están los muertos?”. Hace años, los integrantes de un equipo de fútbol se dirigían a cierto lugar para participar en un encuentro deportivo cuando un camión chocó contra el minibús en el que viajaban, haciendo que se volcara y se saliera de la carretera. Cinco de los jugadores murieron. Desde entonces, la madre de uno de ellos ha dejado prácticamente de vivir y no cesa de preguntarse dónde estará su hijo. Visita con frecuencia la tumba y pasa horas hablando con él en voz alta. “Tiene que haber algo más después de la muerte, pero en realidad no sé lo que es”, se lamenta.
Es obvio que la actitud que tengamos hacia la muerte puede influir en nuestra vida. En vista de las reacciones de los seres humanos ante la tragedia de la muerte, se suscitan varias preguntas. Le invitamos a pensar en cómo las respondería usted. ¿Convendría sencillamente olvidarnos de la muerte y concentrarnos en vivir? ¿Deberíamos dejar que la constante amenaza de la muerte nos amargara la existencia? ¿Tienen los dolientes que pasarse toda la vida preguntándose dónde estará el ser amado que ha fallecido? ¿Debe la muerte seguir siendo un misterio?
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¿Son los ungidos los únicos guiados por el espíritu santo? Romanos 8:14

¿Cuando el libro de Romanos dice que "todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios", quizo decir que los de la gran muchedumbre no eran guiados por el espíritu de Dios?

¿Comenzó Jesús a reinar en 1874 o en 1914?

C. T. Russell empezó a publicar una nueva revista religiosa en julio de 1879, se llamó "Zion's Watch Tower and Herald of Christ's Presence [La Torre del Vigía de Sión y Heraldo de la Presencia de Cristo]." Proclamaba que la presencia de Cristo había empezado en 1874. Se esperaba que esta presencia invisible continuara hasta que terminaran los Tiempos de los Gentiles en 1914 ¿Y qué sucedería en 1914? Russell escribió lo siguiente en el número del 15 de mayo de 1911 de la edición en inglés de La Atalaya: "Nos sorprendió hallar tanta prueba de prosperidad por todos lados [...] Nuestros lectores saben que por algunos años hemos estado esperando que esta era cierre con un terrible tiempo de dificultades, y esperamos que se desate súbita y vigorosamente poco tiempo después de octubre de 1914, la fecha en que, hasta donde podemos entender por las Escrituras, expirarán los Tiempos de los Gentiles, el tiempo que se ha permitido a los gentiles para que dominen la Tierra; por lo tanto, el tiempo en que el reino del Mesías debe empezar a ejercer su poder" Lo anterior demuestra que los Testigos de Jehová SI CREÍAN QUE EN 1914 CRISTO JESÚS SERÍA ENTRONIZADO COMO REY, PERO TAMBIÉN PENSARON QUE EN 1874 COMENZÓ SU PRESENCIA. No confundáis los temas, una cosa es la PRESENCIA de Cristo y otra cosa es el COMIENZO de su reinado al terminar los 7 tiempos. Ya que en aquella época separaban los temas con fechas diferentes.
¿SE EQUIVOCARON LOS CRISTIANOS DEL TIEMPO DE JESÚS? los cristianos del tiempo de Jesús también tuvieron sus errores en cuanto a doctrina, por ejemplo durante la conversación en el monte de los Olivos se hizo patente la curiosidad de los apóstoles. En la que sería su última reunión con Jesús en la Tierra, le preguntaron: "Señor, ¿estás restaurando el reino a Israel en este tiempo?" (Hech. 1:6). Al plantearle esta cuestión, demostraron que tenían dos ideas equivocadas. Primero, creían que el Reino de Dios volvería a ejercerse mediante la nación de Israel. Y segundo, esperaban que ese gobierno prometido comenzara enseguida, pues emplearon la expresión "en este tiempo". ¿El estar equivocados a pesar que habían estado con Jesús durante tanto tiempo demostró que su error los descalificó como siervos de Dios? Definitivamente NO.

¿Todos los ungidos proveen alimento al tiempo apropiado?

En este video se aclara la razón por la cual no todos los ungidos proveen alimento a los domésticos

El esclavo fiel y discreto

  El mayordomo fiel y su Cuerpo Gobernante 
Aparece el esclavo fiel
 La nueva nación, “el Israel de Dios”, está constituida por israelitas espirituales (Gál. 6:16; Rom. 2:28, 29; 9:6). Se formó en el Pentecostés del año 33, cuando Dios derramó su espíritu sobre la congregación cristiana. A partir de entonces, cada persona que fuera ungida por espíritu santo pasaría a formar parte de esa nación, que resultó ser el esclavo nombrado por el Amo, Jesucristo. Todos los miembros de dicha nación recibieron la comisión de predicar las buenas nuevas y hacer discípulos (Mat. 28:19, 20). Ahora bien, ¿participarían todos ellos en la preparación del alimento espiritual? Veamos cómo responden las Escrituras esa pregunta.
 Jesús eligió a los doce apóstoles y los envió a predicar las buenas nuevas. Esa sería su principal tarea (léase Marcos 3:13-15). Dicha comisión correspondía muy bien con el significado básico de la palabra griega apóstolos, que se deriva de un verbo que significa “enviar”. Pero más adelante, cuando estaba a punto de formarse la congregación cristiana, los apóstoles empezaron a desempeñar un “puesto de superintendencia” (Hech. 1:20-26).
 ¿En qué tarea se concentraron los doce apóstoles? Para saber la respuesta, veamos lo que ocurrió poco después del Pentecostés. La Biblia nos habla de un problema que surgió sobre la forma en que se estaba repartiendo la comida entre las viudas. Ante esa situación, los apóstoles convocaron a los discípulos y les dijeron: “No es cosa grata el que nosotros dejemos la palabra de Dios para distribuir alimento” (léase Hechos 6:1-6). Entonces nombraron a varios hermanos con las debidas cualidades espirituales para que se encargaran de este “asunto necesario”. Así, ellos podrían dedicarse al “ministerio de la palabra”. Esta decisión contó con la bendición de Jehová, pues “la palabra de Dios siguió creciendo, y el número de los discípulos siguió multiplicándose muchísimo en Jerusalén” (Hech. 6:7). Como vemos, la responsabilidad de dar alimento espiritual a la congregación recaía principalmente en los apóstoles (Hech. 2:42).
 Con el tiempo se delegaron serias responsabilidades en otros cristianos. Veamos el caso de Pablo y Bernabé. Bajo la dirección del espíritu santo, estos dos hermanos fueron enviados como misioneros por la congregación de Antioquía. Y aunque no formaron parte de los doce, se les llegó a considerar apóstoles (Hech. 13:1-3; 14:14; Gál. 1:19). El Cuerpo Gobernante, que se hallaba en Jerusalén, confirmó su nombramiento (Gál. 2:7-10). Poco después de eso, Pablo escribió su primera carta inspirada y tuvo así la oportunidad de suministrar alimento espiritual.
 Pero ¿participaban todos los cristianos ungidos en supervisar la predicación y en dispensar alimento espiritual? No. El apóstol Pablo escribió: “No todos son apóstoles, ¿verdad? No todos son profetas, ¿verdad? No todos son maestros, ¿verdad? No todos ejecutan obras poderosas, ¿verdad?” (1 Cor. 12:29). Aunque todos los cristianos engendrados por espíritu predicaban, solo se empleó a ocho de ellos para escribir los veintisiete libros de las Escrituras Griegas Cristianas.
El esclavo fiel en la actualidad
 Las palabras de Jesús que leemos en Mateo 24:45 indican con claridad que la clase del esclavo fiel y discreto seguiría existiendo en el tiempo del fin. Revelación 12:17 se refiere a este grupo como “los restantes” de la descendencia de la mujer. A dicho grupo se le ha encargado la supervisión de todos los bienes que Cristo tiene en la Tierra. Los bienes, o intereses, del Amo que debe cuidar el mayordomo incluyen a los súbditos terrestres del Reino, así como las instalaciones que se emplean para difundir las buenas nuevas.
 ¿Cómo puede saber un cristiano si tiene esperanza celestial y pertenece al resto de israelitas espirituales? Veamos lo que les dijo Pablo a los cristianos que, como él, tenían la esperanza de vivir en el cielo: “Todos los que son conducidos por el espíritu de Dios, estos son los hijos de Dios. Porque ustedes no recibieron un espíritu de esclavitud que ocasione temor de nuevo, sino que recibieron un espíritu de adopción como hijos, espíritu por el cual clamamos: ‘¡Abba, Padre!’. El espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Pues, si somos hijos, también somos herederos: herederos por cierto de Dios, pero coherederos con Cristo, con tal que suframos juntamente para que también seamos glorificados juntamente” (Rom. 8:14-17).
 En pocas palabras, los israelitas espirituales han sido ungidos por el espíritu santo y reciben un “llamamiento” o “invitación” celestial (Heb. 3:1; nota). Se trata de una invitación personal que les hace Jehová. Ellos, por su parte, aceptan inmediatamente ser engendrados como hijos de Dios, sin dudas ni temores (léase 1 Juan 2:20, 21). De modo que ellos no eligen su esperanza; es Jehová quien los sella con su espíritu santo (2 Cor. 1:21, 22; 1 Ped. 1:3, 4).
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Padre sacrifica a su hijo

 Jehová es “remunerador de los que le buscan solícitamente” 
La mayor muestra del valor que tiene la humanidad a la vista de Jehová es la dádiva del rescate. El apóstol Juan escribió: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). La dádiva del sacrificio redentor de Jesucristo está en contraposición a la idea de que no valemos nada a los ojos de Jehová o que él no nos quiere. Si Jehová pagó un precio tan alto por nosotros, a saber, la vida de su Hijo unigénito, de seguro tiene que amarnos profundamente.
Por consiguiente, cuando los sentimientos negativos lo asalten, medite en el rescate, sí, véalo como un regalo que Jehová le ha dado. Eso fue lo que hizo el apóstol Pablo. Recordemos que él exclamó: “¡Hombre desdichado que soy!”, pero luego pasó a decir: “¡Gracias a Dios mediante Jesucristo nuestro Señor!”, que “me amó y se entregó por mí” (Romanos 7:24, 25; Gálatas 2:20). Con esto Pablo no estaba dándose ínfulas; sencillamente, confiaba en que Jehová lo valoraba. Del mismo modo, usted debe aprender a ver el rescate como una dádiva personal que proviene de Dios. Jehová no solo es un Salvador poderoso, sino también un amoroso Remunerador.
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¿Existen pruebas de un Creador?

 De dónde venimos?
POR QUÉ IMPORTA LA RESPUESTA. A muchas personas se les ha enseñado que la vida en la Tierra surgió por casualidad. Se les ha dicho que a través de una serie de sucesos aleatorios y poco probables, la evolución produjo al género humano con todas sus capacidades emocionales, intelectuales y espirituales.
Pero piense en lo siguiente: si realmente somos el resultado de la evolución y no existe un Creador, la especie humana sería, en cierto sentido, huérfana. La humanidad no tendría ninguna fuente de sabiduría superior a la que recurrir, nadie que nos ayudara a solucionar nuestros problemas. Tendríamos que depender de nuestra propia sabiduría para evitar los desastres medioambientales, resolver las disputas políticas y afrontar nuestras crisis personales.
¿Le tranquiliza esa idea? ¿Le produce paz interior? Si no es así, veamos que la alternativa no solo es más atrayente, sino también más razonable.
¿Qué dice la Biblia?
La Biblia enseña que el hombre es una creación directa de Dios, que no somos fruto de una evolución fría y casual. Todo lo contrario, somos hijos de un Padre amoroso e inteligente. Observe a continuación las claras afirmaciones que hace la Biblia.
Génesis 1:27: “Dios procedió a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó”.
Salmo 139:14: “Te elogiaré porque de manera que inspira temor estoy maravillosamente hecho. Tus obras son maravillosas, como muy bien percibe mi alma”.
Mateo 19:4-6: “¿No leyeron que el que los creó desde el principio los hizo macho y hembra y dijo: ‘Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa, y los dos serán una sola carne’? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por lo tanto, lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre”.
Hechos 17:24, 25: “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él, siendo, como es Este, Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos de manos, ni es atendido por manos humanas como si necesitara algo, porque él mismo da a toda persona vida y aliento y todas las cosas”.
Revelación (Apocalipsis) 4:11: “Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas”.
Por qué produce verdadera paz interior la respuesta que da la Biblia
Saber que “toda familia [...] en la tierra debe su nombre” a Dios cambia nuestra manera de ver a los demás (Efesios 3:15). También influye en el concepto que tenemos de nosotros mismos y en cómo vemos los problemas que nos aquejan. Es muy probable que nuestro modo de pensar cambie en los siguientes aspectos de la vida.
A la hora de tomar decisiones difíciles, no nos abrumarán las ideas contradictorias del hombre. Más bien, confiaremos en la guía que ofrece la Biblia. ¿Por qué razón? Porque “toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente y esté completamente equipado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16, 17).
Por supuesto, seguir los consejos de la Biblia supone esfuerzo y autodisciplina. En ciertos momentos pudiera exigirnos que vayamos en contra de nuestras propias inclinaciones (Génesis 8:21). No obstante, si aceptamos que fuimos creados por un Padre celestial amoroso, es lógico concluir que él conoce cuál es el mejor camino para nosotros (Isaías 55:9). Por eso, su Palabra nos dice: “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas” (Proverbios 3:5, 6). Si seguimos este consejo, desaparecerá gran parte de la ansiedad que nos causan los problemas o las decisiones difíciles.
Cuando nos enfrentemos al prejuicio, no nos angustiarán sentimientos de inferioridad, pensando que de algún modo somos de menos valor que las personas de otra raza o antecedentes culturales. Antes bien, desarrollaremos un saludable amor propio. ¿Por qué? Porque nuestro Padre, Jehová Dios, “no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto” (Hechos 10:34, 35).
Por otra parte, este conocimiento también impedirá que el prejuicio distorsione nuestro modo de ver a los demás. Comprenderemos que no hay ninguna razón válida para sentirnos superiores a las personas de otra raza, puesto que Dios “hizo de un solo hombre toda nación de hombres, para que moren sobre la entera superficie de la tierra” (Hechos 17:26).
Efectivamente, saber que fuimos creados y que le importamos a nuestro Creador sienta las bases para obtener verdadera paz interior. Con todo, para conservarla se precisa algo más.
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¿Cuál es el propósito de los opositores de los TESTIGOS DE JEHOVÁ?

 ¿De qué mesa se alimenta usted? 
Cuidado con el alimento venenoso que está sobre la mesa de los demonios
 El alimento que está sobre la mesa de los demonios es venenoso. Piense, por ejemplo, en el alimento que sirven la clase del esclavo malo y los apóstatas. No nutre ni fortalece; no es saludable. No puede serlo, porque los apóstatas ya no se alimentan de la mesa de Jehová. Como consecuencia, han perdido todo vestigio de la nueva personalidad. No los impulsa el espíritu santo, sino una amargura mordaz. Están obsesionados con un solo objetivo: golpear a sus anteriores coesclavos, como predijo Jesús. (Mateo 24:48, 49.)
 Por ejemplo, en el año 1909, el entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, C. T. Russell, escribió sobre los que habían abandonado la mesa de Jehová y luego habían empezado a maltratar a sus anteriores coesclavos. La revista Watch Tower (hoy conocida en español como La Atalaya) del 1 de octubre de 1909 comentó: “Todos los que se separan de la Sociedad y de su obra no prosperan ellos mismos ni edifican a otros en la fe ni los ayudan a cultivar los frutos del espíritu, sino que, según parece, hacen lo contrario, es decir, intentan perjudicar la Causa que en un tiempo defendieron, y, con más o menos escándalo, se hunden gradualmente en el olvido, perjudicándose a sí mismos y dañando a otros que también manifiestan un espíritu contencioso. [...] Si algunos creen que pueden conseguir un alimento bueno o mejor en otras mesas, o que pueden producirlo ellos mismos, que sigan su propio camino. [...] No obstante, aunque permitimos que otros busquen donde quieran el alimento y la luz que los satisfaga, sorprende que los que se vuelven nuestros enemigos escojan un camino muy diferente. En vez de decir con la actitud valerosa del mundo: ‘Adiós, he encontrado algo que prefiero’, estas personas muestran cólera, malicia, odio, contiendas, ‘obras de la carne y del diablo’, a un grado que jamás habíamos visto en la gente mundana. Parece que se les ha inoculado locura, rabia satánica. Algunos de ellos nos hieren y luego dicen que nosotros los herimos a ellos. Están prestos para decir y escribir despreciables falsedades y rebajarse hasta el grado de obrar con vileza”. 
 Sí, los apóstatas publican obras que contienen tergiversaciones, verdades a medias y completas falsedades. Hasta envían manifestantes a las asambleas de los Testigos con la intención de entrampar a los incautos. Por consiguiente, sería peligroso dejar que nuestra curiosidad nos impulsara a alimentarnos de esos escritos o a escuchar esa habla injuriosa. Aunque no nos parezca que supone un peligro para nosotros, aún existe un riesgo. ¿Por qué? En primer lugar, algunas publicaciones apóstatas presentan mentiras por medio de “palabras melosas” y “palabras fingidas”. (Romanos 16:17, 18; 2 Pedro 2:3.) ¿No es eso lo que se esperaría de la mesa de los demonios? Y aunque los apóstatas quizás presenten también algunos hechos, por lo general son sacados de su contexto con el propósito de apartar a otros de la mesa de Jehová. Todos sus escritos simplemente critican y derrumban. No hay nada edificante.
 Jesús dijo: “Por sus frutos los reconocerán”. (Mateo 7:16.) Pues bien, ¿cuáles son los frutos de los apóstatas y de sus publicaciones? Cuatro cosas caracterizan su propaganda: 1) astucia; Efesios 4:14 dice que son “[astutos] en tramar el error”; 2) inteligencia con arrogancia; 3) falta de amor, y 4) diversas formas de falta de honradez. Estos son precisamente los ingredientes del alimento que se sirve sobre la mesa de los demonios, y su objetivo es socavar la fe del pueblo de Jehová.
 Hay otro aspecto más que debemos examinar. ¿A qué han regresado los apóstatas? En muchos casos han vuelto a entrar en la oscuridad de la cristiandad y sus doctrinas, como la creencia de que todos los cristianos van al cielo. Además, la mayoría de ellos ya no mantienen una postura bíblica firme con relación a la sangre, la neutralidad y la necesidad de dar testimonio acerca del Reino de Dios. Nosotros, en cambio, hemos escapado de la oscuridad de Babilonia la Grande y no queremos volver nunca a ella. (Revelación 18:2, 4.) Como siervos leales de Jehová, ¿por qué querríamos siquiera echar un vistazo a la propaganda de los que han rechazado la mesa de Jehová y que ahora golpean verbalmente a los que nos ayudan a ingerir “palabras saludables”? (2 Timoteo 1:13.) w94 1/7 págs. 11-13

Los Testigos de Jehová NO SON FALSOS PROFETAS

¿No han cometido errores los testigos de Jehová en sus enseñanzas?
Los testigos de Jehová no afirman que son profetas inspirados. Han cometido equivocaciones. Al igual que los apóstoles de Jesucristo, a veces se han equivocado en las expectativas que han tenido. (Luc. 19:11; Hech. 1:6.)
Las Escrituras proporcionan elementos relativos a tiempo respecto a la presencia de Cristo, y los testigos de Jehová los han estudiado con profundo interés (Luc. 21:24; Dan. 4:10-17). Jesús también describió una señal compuesta de muchos rasgos que se enlazaría con el cumplimiento de profecías. Los testigos de Jehová han señalado a las pruebas del cumplimiento de esta señal. Es cierto que los Testigos se han equivocado en lo que tiene que ver con su entendimiento de lo que ocurriría al final de ciertos espacios de tiempo, pero no han cometido el error de perder la fe ni de dejar de estar alerta con relación al cumplimiento de los propósitos de Jehová. En su pensar, han persistido en tener muy presente el consejo de Jesús: “Manténganse alerta, pues, porque no saben en qué día viene su Señor.” (Mat. 24:42.)
Los asuntos en los cuales los testigos de Jehová han tenido que corregir su punto de vista han sido relativamente de poca importancia en comparación con las verdades vitales de la Biblia que han discernido y publicado. Entre estas figuran las siguientes: Jehová es el único Dios verdadero. Jesucristo no es parte de una divinidad trina y una, sino que es el Hijo unigénito de Dios. La redención que libra del pecado es posible únicamente mediante la fe en el sacrificio de rescate de Cristo. El espíritu santo no es una persona, sino que es la fuerza activa de Jehová, y su fruto tiene que manifestarse en la vida de los adoradores verdaderos. El alma humana no es inmortal, como afirmaban los paganos de la antigüedad; muere, y la esperanza de vida futura está en la resurrección. Dios ha permitido la iniquidad debido a la cuestión de la soberanía universal. El Reino de Dios es la única esperanza para la humanidad. Desde 1914 hemos estado viviendo en los últimos días del inicuo sistema de cosas mundial. Solo 144.000 cristianos fieles serán reyes y sacerdotes con Cristo en el cielo, mientras que el resto de la humanidad obediente recibirá vida eterna en una Tierra paradisíaca.
Otro factor que se tiene que considerar con relación a las enseñanzas de los testigos de Jehová es este: ¿Realmente han edificado en sentido moral a las personas? ¿Se destacan en sus comunidades por su honradez las personas que se adhieren a estas enseñanzas? ¿Ejerce una influencia beneficiosa en su vida de familia el que pongan en práctica estas enseñanzas? Jesús dijo que se podría identificar fácilmente a sus discípulos debido a que tendrían amor entre sí (Juan 13:35). ¿Es esta una cualidad sobresaliente entre los testigos de Jehová? Dejemos que los hechos hablen por sí mismos.
¿Cómo se puede identificar a los profetas verdaderos, y a los falsos?
Los profetas verdaderos dan a conocer su fe en Jesús, pero se requiere más que afirmar que se predica en el nombre de él
  1 Juan 4:1-3: “Prueben las expresiones inspiradas para ver si se originan de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo. En esto adquieren ustedes el conocimiento de la expresión inspirada procedente de Dios: Toda expresión inspirada que confiesa a Jesucristo venido en carne se origina de Dios, pero toda expresión inspirada que no confiesa a Jesús no se origina de Dios.”
  Mat. 7:21-23: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre [...]?’ Y sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obreros del desafuero.”
Los profetas verdaderos hablan en el nombre de Dios, pero no basta con sencillamente afirmar que lo representan
  Deu. 18:18-20: “Un profeta levantaré para ellos de en medio de sus hermanos, semejante a ti; y verdaderamente pondré mis palabras en su boca, y él ciertamente les hablará a ellos todo lo que yo le mande. Y tiene que suceder que al hombre que no escuche mis palabras que él hablará en mi nombre, yo mismo le pediré cuenta. Sin embargo, el profeta que tenga la presunción de hablar en mi nombre una palabra que yo no le he mandado hablar o que hable en el nombre de otros dioses, ese profeta tiene que morir.” (Compárese con Jeremías 14:14; 28:11, 15.)
  Jesús dijo: “No hago nada de mi propia iniciativa; sino que hablo estas cosas así como el Padre me enseñó” (Juan 8:28). Dijo: “He venido en el nombre de mi Padre” (Juan 5:43). Jesús dijo también: “El que habla de parte de sí mismo busca su propia gloria”. (Juan 7:18.)
  Si alguna persona u organización afirma que representa a Dios pero se niega a usar Su nombre personal, y tiene la costumbre de expresar su propio parecer sobre los asuntos, ¿está cumpliendo con este importante requisito que identifica al profeta verdadero?
El hecho de que alguien pueda efectuar “grandes señales” o “milagros” no necesariamente prueba que sea un profeta verdadero
  Mat. 24:24: “Se levantarán falsos Cristos y falsos profetas y darán grandes señales [“milagros”, VP] y prodigios para extraviar, si fuera posible, aun a los escogidos.”
2 Tes. 2:9, 10: “La presencia del desaforado es según la operación de Satanás con toda obra poderosa y señales y portentos mentirosos y con todo engaño injusto para los que están pereciendo, como retribución porque no aceptaron el amor de la verdad para que fuesen salvos.”
  En cambio, Moisés efectuó milagros bajo la dirección de Jehová (Éxo. 4:1-9). Jehová dio a Jesús también el poder de efectuar milagros (Hech. 2:22). Pero algo más que los milagros probó que ellos realmente habían sido enviados por Dios.
Lo que los profetas verdaderos predicen se cumple, pero quizás ellos mismos no comprendan exactamente cuándo o cómo ha de suceder lo que han predicho
  Dan. 12:9: “Anda, Daniel, porque las palabras quedan secretas y selladas hasta el tiempo del fin.”
  1 Ped. 1:10, 11: “Los profetas [...] siguieron investigando qué época en particular o qué suerte de época indicaba respecto de Cristo el espíritu que había en ellos cuando de antemano daba testimonio acerca de los sufrimientos para Cristo y acerca de las glorias que habían de seguir a éstos.”
  1 Cor. 13:9, 10: “Tenemos conocimiento parcial y profetizamos parcialmente; pero cuando llegue lo que es completo, lo que es parcial será eliminado.”
  Pro. 4:18: “La senda de los justos es como la luz brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda firmemente establecido.”
  Los apóstoles y otros discípulos cristianos primitivos tuvieron ciertas expectativas equivocadas, pero la Biblia no los clasifica por eso entre los “falsos profetas”. (Véanse: Lucas 19:11; Juan 21:22, 23; Hechos 1:6, 7.)
  El profeta Natán instó al rey David a que prosiguiera con lo que estaba en su corazón respecto a la construcción de una casa para la adoración de Jehová. Pero luego Jehová dijo a Natán que informara a David que él no sería quien la edificaría. Jehová no rechazó a Natán por lo que este había dicho anteriormente, sino que siguió empleándolo porque Natán humildemente rectificó el asunto cuando Jehová se lo aclaró. (1 Cró. 17:1-4, 15.)
Las declaraciones formales del profeta verdadero promueven la adoración verdadera y están en armonía con la voluntad revelada de Dios
  Deu. 13:1-4: “En caso de que se levante en medio de ti un profeta o un soñador de un sueño y de veras te dé una señal o un portento, y en efecto se realice la señal o el portento de que te habló, diciendo: ‘Andemos tras otros dioses, que no has conocido, y sirvámosles,’ no debes escuchar las palabras de ese profeta o al soñador de ese sueño, porque Jehová el Dios de ustedes los está probando para saber si están amando a Jehová su Dios con todo su corazón y toda su alma. Tras Jehová su Dios deben andar, y a él deben temer, y sus mandamientos deben guardar, y a su voz deben escuchar, y a él deben servir, y a él deben adherirse.”
  Puesto que la Biblia dice que el que se hace “amigo del mundo” se constituye en enemigo de Dios, ¿están promoviendo la adoración verdadera los clérigos que instan a sus feligreses a participar en los asuntos del mundo? (Sant. 4:4: 1 Juan 2:15-17.) El Dios verdadero dijo que las naciones “tendrán que saber que yo soy Jehová”, y la Biblia declara que Dios tomaría de entre las naciones “un pueblo para su nombre”, pero ¿están obrando en armonía con esta voluntad revelada de Dios las organizaciones religiosas que minimizan la importancia de usar el nombre personal de Dios? (Eze. 38:23; Hech. 15:14.) Jesús enseñó a sus seguidores a orar por el Reino de Dios, y la Biblia advierte que no se ponga la confianza en el hombre terrestre; de modo que ¿son profetas verdaderos los clérigos o las organizaciones políticas que instan a las personas a cifrar su confianza en la gobernación humana? (Mat. 6:9, 10; Sal. 146:3-6; compárese con Revelación 16:13, 14.)
Se puede identificar a los profetas verdaderos y a los falsos por el fruto que se manifiesta en su vida y en la vida de los que los siguen
  Mat. 7:15-20: “Guárdense de los falsos profetas que vienen a ustedes en ropa de oveja, pero por dentro son lobos voraces. Por sus frutos los reconocerán. [...] Todo árbol bueno produce fruto excelente, pero todo árbol podrido produce fruto inservible. [...] Realmente, pues, por sus frutos reconocerán a aquellos hombres.”
  ¿Qué caracteriza el modo de vivir de ellos? “Las obras de la carne son [...] fornicación, inmundicia, conducta relajada, idolatría, práctica de espiritismo, enemistades, contiendas, celos, enojos, altercaciones, divisiones, sectas, envidias, borracheras, diversiones estrepitosas y cosas semejantes a éstas. [...] Los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Por otra parte, el fruto del espíritu es: amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo.” (Gál. 5:19-23; véase también 2 Pedro 2:1-3.)

¿Existió un CUERPO GOBERNANTE en el primer siglo?

Cómo estaba organizada la congregación cristiana
Desde el tiempo de Moisés la nación judía se halló en una posición singular: fue la congregación de Dios. Mediante un sistema de ancianos, cabezas o jefes, jueces y funcionarios, Dios produjo una congregación eficazmente organizada. (Jos. 23:1, 2.) No obstante, la nación judía perdió su puesto privilegiado al rechazar al Hijo de Jehová. (Mat. 21:42, 43; 23:37, 38; Hech. 4:24-28.) En el Pentecostés de 33 E.C. la congregación cristiana de Dios reemplazó a la congregación de Israel. ¿Cómo se organizó esta congregación cristiana?
Ya en el día del Pentecostés los discípulos se “[dedicaban] a la enseñanza de los apóstoles”, lo que indica que en un principio estaban unidos gracias a esta enseñanza. Desde aquel primer día se reunieron “de común acuerdo”. (Hech. 2:42, 46.) Al irse extendiendo la obra de hacer discípulos, se fueron formando congregaciones de creyentes, primero en Jerusalén y luego fuera de allí. (Hech. 8:1; 9:31; 11:19-21; 14:21-23.) Tenían la costumbre de reunirse tanto en lugares públicos como en casas privadas. (Hech. 19:8, 9; Rom. 16:3, 5; Col. 4:15.)
¿Qué impidió que la congregación cristiana en crecimiento fuera un grupo de congregaciones locales independientes sin mucha cohesión? Estaban unidas bajo un solo Caudillo. Desde el principio, Jesucristo fue el Señor y Cabeza nombrado de la congregación; todas las congregaciones lo reconocían como tal. (Hech. 2:34-36; Efe. 1:22.) Cristo dirigió activamente desde los cielos los asuntos de su congregación en la Tierra. ¿Cómo? Mediante espíritu santo y los ángeles, puestos a su disposición por Jehová. (Hech. 2:33; compárese con Hechos 5:19, 20; 8:26; 1 Ped. 3:22.)
Cristo tenía otro instrumento que podía utilizar para mantener la unidad de la congregación cristiana: un cuerpo gobernante visible. Al principio el cuerpo gobernante se componía de los apóstoles fieles de Jesús. Más tarde incluyó a otros ancianos de la congregación de Jerusalén, así como al apóstol Pablo, aunque este no residía en esa ciudad. Toda congregación reconocía la autoridad de este cuerpo central de ancianos y acudía a él en busca de dirección cuando surgían cuestiones de organización o doctrina. (Hech. 2:42; 6:1-6; 8:14-17; 11:22; 15:1-31.) ¿Con qué resultado? “Por lo tanto, en realidad, las congregaciones continuaron haciéndose firmes en la fe y aumentando en número de día en día”. (Hech. 16:4, 5.)
El cuerpo gobernante, dirigido por espíritu santo, supervisaba el nombramiento de superintendentes y auxiliares, siervos ministeriales, que atenderían a cada congregación. Estos hombres satisfacían requisitos espirituales que aplicaban a todas las congregaciones, y no solo normas locales. (1 Tim. 3:1-13; Tito 1:5-9; 1 Ped. 5:1-3.) Se instaba a los superintendentes a seguir las Escrituras y someterse a la dirección del espíritu santo. (Hech. 20:28; Tito 1:9.) También se animaba a toda la congregación a ‘ser obediente a los que llevaban la delantera’. (Heb. 13:17.) Así se mantenía la unidad no solo dentro de cada congregación local, sino dentro de la congregación cristiana en su totalidad.
Aunque algunos hombres ocupaban puestos de responsabilidad, los testigos cristianos de Jehová del siglo primero no hacían distinción entre clero y legos. Todos eran hermanos; había un solo Caudillo: el Cristo. (Mat. 23:8, 10.)

¿Aprueba Dios a todas las religiones?

¿Basta con tener cualquier religión?
“Lo que sucede en nuestros tiempos es trágico. Necesitamos una religión, pero no podemos hallar ningún Dios que encuadre en ella.”—Lucian Blaga, poeta y filósofo rumano
“La religión y el clero han estado entre los mayores enemigos del progreso y la libertad, y puede que sigan siendo eso por mucho tiempo.”—Khristo Botev, poeta búlgaro
LAS citas que usted ve a la izquierda reflejan el dilema que preocupa a muchas personas sinceras. En el fondo sienten hambre religiosa, pero se les hace imposible entender y amar al Dios misterioso de las enseñanzas del clero. Además, se dan cuenta de que el clero y sus religiones han sido un gran estorbo al progreso y la libertad del hombre. Sí, aunque se va notando con mayor claridad que la religión es necesaria, la gente honrada no va a estar contenta con simplemente cualquier religión.
Una distinción importante
La religión es importante para el hombre como parte de su propio ser y de su historia. De la religión The New Encyclopædia Britannica dice que es “un hecho de la experiencia, la cultura y la historia humanas”, y añade: “En todo aspecto de la vida humana asoman actitudes y lealtades religiosas”. Pero la historia muestra que ninguna de las religiones prominentes del mundo ha resultado ser una bendición para la humanidad.
El estadista indio Jawaharlal Nehru comentó en cierta ocasión: “El espectáculo de lo que se llama religión, o en todo caso religión organizada, en la India y en otras partes, nos ha llenado de pavor”. Al considerar las guerras que se han peleado y los crímenes que se han cometido en el nombre de la religión, ¿puede usted honradamente oponerse a lo que él dice?
En el siglo XVIII, el filósofo francés Voltaire hizo una distinción interesante. Escribió: “Ustedes dicen que la religión ha ocasionado innumerables actos infames. Más bien deberían decir la superstición, la superstición que reina sobre nuestro afligido mundo. La superstición es el enemigo más cruel de la adoración pura que debemos al Ser Supremo”. Voltaire luchó contra la intolerancia religiosa de su tiempo, pero siguió creyendo en Dios como Creador del universo. Vio una distinción entre la religión verdadera y la falsa.
Es necesario escoger
No toda persona concuerda con Voltaire. Algunos afirman que ven algo bueno en toda religión; por eso, no consideran realmente necesario buscar la religión verdadera. Esas personas deberían prestar atención a esta advertencia del profeta Isaías: “¡Ay de los que dicen que lo bueno es malo y lo malo es bueno, los que ponen oscuridad por luz y luz por oscuridad, los que ponen amargo por dulce y dulce por amargo!”. (Isaías 5:20.) La religión falsa ha producido lo malo para la humanidad. Ha causado oscuridad espiritual y les ha repugnado a las personas de corazón sincero.
Por lo tanto, no es asunto de escoger entre ser ateo y creer en cualquier religión. No es tan sencillo el asunto. Una vez que alguien ha reconocido que necesita a Dios, tiene que buscar la religión verdadera. El investigador Émile Poulat lo expresó muy bien en Le Grand Atlas des Religions: “Las cosas que [las religiones] enseñan y exigen son tan diferentes que es imposible creer en todas ellas”. La obra francesa Encyclopædia Universalis concuerda con eso y dice: “Si para el siglo XXI hay un regreso a la religión, [...] el hombre tendrá que decidir si las cosas sagradas que se le ofrecen son verdaderas o falsas”.
Cómo escoger la religión correcta
¿Qué guía podemos tener para seleccionar la religión correcta? La Encyclopædia Universalis tiene razón cuando recalca la importancia de la verdad. La religión que enseña mentiras no puede ser la verdadera. El mayor profeta que ha habido en la Tierra declaró: “Dios es un Espíritu, y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad”. (Juan 4:24.)
Ese profeta fue Jesucristo, quien también dijo: “Cuídense de esos mentirosos que pretenden hablar de parte de Dios. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces. Ustedes los pueden reconocer por sus acciones [...] Así, todo árbol bueno da fruto bueno, pero el árbol malo da fruto malo”. (Mateo 7:15-17, Versión Popular.) Al ver el fruto malo que han producido las “grandes” religiones del mundo, y hasta las sectas y otros grupos religiosos que han surgido, muchas personas sinceras las ven a todas como ‘árboles malos’, algo que sencillamente no es suficientemente bueno. Pero ¿cómo pueden esas personas encontrar la religión verdadera?
Es obvio que sería imposible estudiar todos los miles de religiones que hay dentro y fuera de la cristiandad para después escoger. Sin embargo, si —como dijo Jesús— empleamos la verdad y el fruto como criterios de prueba, se puede identificar la religión verdadera.
La verdad y el fruto
Jesús mencionó la verdad. En cuanto a eso, ¿qué grupo de creyentes rechaza las mentiras religiosas derivadas de la mitología antigua y la filosofía griega, de las que está impregnada la mayoría de las religiones? Una de esas mentiras es la enseñanza de que el alma humana es inherentemente inmortal. Esa enseñanza ha dado origen a la doctrina de un infierno de fuego, la cual deshonra a Dios.
Jesús también mencionó el fruto. En cuanto a eso, ¿conoce usted alguna religión que haya producido un compañerismo internacional genuino en que el amor y la comprensión mutua hayan vencido las barreras raciales, lingüísticas y nacionalistas? ¿Conoce alguna comunidad religiosa mundial cuyos miembros prefieran ser perseguidos a permitir que los políticos o los líderes religiosos los inciten a odiar a sus hermanos y hermanas y a matarlos en el nombre del nacionalismo o de la religión? La religión que rechazara tales mentiras religiosas y produjera tal fruto daría prueba concreta de ser la verdadera, ¿no es así?
Hoy se practica la religión verdadera
¿Existe tal religión? Sí, existe. Pero se tiene que admitir que no es ninguna de las religiones prominentes del mundo. ¿Debería sorprendernos esto? No. En su famoso Sermón del Monte, Jesús declaró: “Entren por la puerta angosta; porque ancho y espacioso es el camino que conduce a la destrucción, y muchos son los que entran por él; mientras que angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la vida, y pocos son los que la hallan”. (Mateo 7:13, 14.)
Entonces, ¿dónde se halla la religión verdadera? Con toda humildad y honradez tenemos que decir que los testigos de Jehová componen una comunidad internacional que anda en ese ‘camino angosto y estrecho’. Es cierto que las grandes religiones populares dicen despectivamente que los testigos de Jehová son una secta. Pero eso fue exactamente lo que los líderes religiosos apóstatas del siglo I E.C. llamaron a los cristianos primitivos. (Hechos 24:1-14.)
¿Por qué están seguros los testigos de Jehová de que tienen la religión verdadera? Pues bien, ellos constituyen una hermandad internacional que se extiende por más de 200 países y que vence las divisiones que se deben a nacionalidad, raza, idioma y clase social. Y rehúsan creer en doctrinas —sin importar lo antiguas que sean— que estén claramente en pugna con lo que dice la Biblia

LA DESTRUCCIÓN DE JERUSALÉN ¿607 a.E.C., o 587 a.E.C.?

Hay quien alega que no debemos prestar tanta atencion a las fechas, que vivimos para servir siempre a Jehova. Y tienen razon, en parte.

Porque si no defendemos nuestras mas basicas creencias, nada tendra sentido.

Si el año 607 aec, no fuese correcto, tampoco lo sera el año 1914, y eso querria decir que no hubo regreso de Jesus.

Hemos dejado muy claras las bases biblicas, las bases historicas, las bases documentales y alguna opinion de no creyentes, como argumento razonado de la certeza de la fecha de 1914. Y hemos dado algunas pinceladas respecto al año 607 aec, que con tanta rabia niegan los apostatas como fecha de la destruccion de Jerusalen.

Se limitan a decir que no, porque no. Pero no tienen argumentos que demuestren que nos equivocamos.

La cronologia biblica es real, exacta, matematica y demostrable.

La obcecacion apostata por agarrarse al año 587 aec como destruccion de Jerusalen, es totalmente una patraña, primero porque con esa fecha, no encajaria ni un solo plazo ni profecia, y lo segundo es que ellos no insisten por cuestiones de rigor historico, sino por contradiccion genetica para atacar todo lo que la Watchtower diga.

Si Jerusalen hubiese sido destruida en 587 aec en vez de 607 aec como decimos nosotros, fallarian los siguientes asuntos:

La profecia dada a Tiro, de 70 años, que comenzo despues de la destruccion de Jerusalen. Si esa profecia se empezase a cumplir en 586 aec, eso nos llevaria al año 516 aec., 20 años despues que regresaron los exiliados de Babilonia y Tiro no habria proporcionado los cedros para la reconstruccion de Jersualen.

Tambien fallarian los 40 años de devastacion de Egipto. Si esa devastacion hubiese empezado en 568 aec, los 40 años terminarian en 528 aec., pero sabemos que los exiliados fueron liberados en 537 aec.

Tambien fallarian los 70 años que Jerusalen debia ser desolada y deshabitada. Si 587 aec, fuese correcta la desolacion habria termiando en 517 aec, cuando ya las casas se habian construido y los cultivos tendrian 20 años.



Asi que esta es la cronologia REAL segun la entendemos:



625 - Nabucodonosor comienza su reinado



617 - Daniel, Ezequiel y Joaquin son exiliados



614 - Termina la educacion de Daniel



607 - Jerusalen es destruida y comienzan los 70 años de desolacion.



606 - Ezequiel profetiza contra Tiro



606 - Comienzan los 70 años de abandono despues del asedio de Tiro



605 - Daniel interpreta el sueño de Nabucodonosor



590 - Ezequiel recibe la profecia de la desolacion de Egipto y se le comunica que el asedio de Tiro habia terminado. Habia durado 13 años segun Josefo.



588 - Comienzan los 40 años de desolacion de Egipto



548 - Terminan los 40 años de desolacion de Egipto



539 - Babilonia es conquistada



537 - Los judios, pasados los 70 años de desolacion, regresan a su tierra.



536 - Acaban los 70 años de Tiro y proporcionan madera para la reconstruccion de Jerusalen.



Definitivamente, la fecha del 607 aec. para la caida de Jerusalen, es la que encaja perfectamente con toda la historia biblica. La unica que encaja perfectamente.



Si alguien opina lo contrario, que presente argumentos.